Orihuela pinta murales por Miguel Hernández y reactiva una pedanía
Proyecto San Isidro reúne a 70 artistas que dibujan y escriben en las fachadas
Ferran Bono
Valencia
28 MAR 2013 - 20:57 CET2
¿Qué diría Miguel? Id a tomar vientos del Pueblo. Es una frase estampada en una fachada; es una frase inspirada en un conocido poema de Miguel Hernández;
es una frase que forma parte de un insólito museo al aire libre. El que
han pintado más de 70 artistas en las fachadas de la humilde pedanía de
San Isidro de Orihuela, la ciudad donde nació el poeta que cantó la
dignidad de los pobres y desheredados. Algunos versos y frases
inspiradas por el autor de El rayo que no cesa se mezclan con paisajes, retratos, banderas y motivos diversos que integran el proyecto Murales de San Isidro.
El pasado fin de semana concluye la tercera edición de una iniciativa que hunde sus raíces en 1976, cuando un grupo de artistas, escritores y músicos desafió el momento incierto y las prerrogativas aún franquistas para rendir tributo a la figura e ideología de Miguel Hernández, tiñendo de color las fachadas de cada una de las viviendas de esa barriada. Fue un Homenaje de los pueblos de España y una reivindicación de la libertad.
Cuatro de los pintores que participaron entonces, Ramón Garza, Antonio Ballester, Nicasio Cañaveras y Pepe Rayos, lo volvieron a hacer el pasado fin de semana, este vez, en una iniciativa promovida por el Ayuntamiento de Orihuela, ahora gobernado por Los Verdes con el apoyo del PSPV. “Llegaron a pintar en presencia de la Guardia Civil y los grises, saltándose las limitaciones de la época”, explica el comisario jefe del proyecto Kike Payá, en declaraciones recogidas por Efe. Los pintores le recordaron las dificultades de entonces que ahora se han tornado en facilidades para poner en valor y reactivar un núcleo urbano estigmatizado.
“De marginado nada. Somos una pedanía humilde, de gente trabajadora, pero no estamos ni marginados ni somos marginales”, deja claro la dirigente vecinal Ana Lizón, presidenta de la plataforma Proyecto San Isidro, antes de hablar de los murales. “La gente viene a verlos. Estamos encantados. Algunos vecinos ya están pensando en cómo les pintarán las fachadas en la próxima edición”, explica.
Algún vecino se ha quejado por el mural que le tocaba en su fachada y se ha llegado a un acuerdo con el artista para satisfacción de ambos, pero la iniciativa cuenta con el respaldo de los ciudadanos, como pone de manifiesto la buena conservación de los 39 murales que se pintaron el pasado año, a los que este año se han sumado 49 más. La gente los respeta y los cuida.
“Lo primero que nos planteamos fue recuperar los murales del 76 y restaurar los más emblemáticos. Luego decidimos pintar más fachadas, que previamente han sido lucidas y arregladas”, aclara Ana Mas, concejal de Cultura, tras valorar la presente edición el pasado jueves, justo el día en que se cumplían 71 años de la muerte en la prisión franquista de Alicante de Miguel Hernández. Tenía 31 años y había pasado por una docena de cárceles antes de fallecer por una tuberculosis.
El Ayuntamiento aporta entre 25.000 y 30.000 euros cada edición, entre los gastos de intervención en las fachadas y los derivados de la organización artística. Participan creadores reconocidos y una veintena de colectivos de Orihuela, que recuerda así, con pinturas y poemas —Alondra de mi casa, ríete mucho. Es tu risa en los ojos la luz del mundo— a su poeta más inmortal, mientras le cambia la cara a San Isidro.
El pasado fin de semana concluye la tercera edición de una iniciativa que hunde sus raíces en 1976, cuando un grupo de artistas, escritores y músicos desafió el momento incierto y las prerrogativas aún franquistas para rendir tributo a la figura e ideología de Miguel Hernández, tiñendo de color las fachadas de cada una de las viviendas de esa barriada. Fue un Homenaje de los pueblos de España y una reivindicación de la libertad.
Cuatro de los pintores que participaron entonces, Ramón Garza, Antonio Ballester, Nicasio Cañaveras y Pepe Rayos, lo volvieron a hacer el pasado fin de semana, este vez, en una iniciativa promovida por el Ayuntamiento de Orihuela, ahora gobernado por Los Verdes con el apoyo del PSPV. “Llegaron a pintar en presencia de la Guardia Civil y los grises, saltándose las limitaciones de la época”, explica el comisario jefe del proyecto Kike Payá, en declaraciones recogidas por Efe. Los pintores le recordaron las dificultades de entonces que ahora se han tornado en facilidades para poner en valor y reactivar un núcleo urbano estigmatizado.
“De marginado nada. Somos una pedanía humilde, de gente trabajadora, pero no estamos ni marginados ni somos marginales”, deja claro la dirigente vecinal Ana Lizón, presidenta de la plataforma Proyecto San Isidro, antes de hablar de los murales. “La gente viene a verlos. Estamos encantados. Algunos vecinos ya están pensando en cómo les pintarán las fachadas en la próxima edición”, explica.
Algún vecino se ha quejado por el mural que le tocaba en su fachada y se ha llegado a un acuerdo con el artista para satisfacción de ambos, pero la iniciativa cuenta con el respaldo de los ciudadanos, como pone de manifiesto la buena conservación de los 39 murales que se pintaron el pasado año, a los que este año se han sumado 49 más. La gente los respeta y los cuida.
“Lo primero que nos planteamos fue recuperar los murales del 76 y restaurar los más emblemáticos. Luego decidimos pintar más fachadas, que previamente han sido lucidas y arregladas”, aclara Ana Mas, concejal de Cultura, tras valorar la presente edición el pasado jueves, justo el día en que se cumplían 71 años de la muerte en la prisión franquista de Alicante de Miguel Hernández. Tenía 31 años y había pasado por una docena de cárceles antes de fallecer por una tuberculosis.
El Ayuntamiento aporta entre 25.000 y 30.000 euros cada edición, entre los gastos de intervención en las fachadas y los derivados de la organización artística. Participan creadores reconocidos y una veintena de colectivos de Orihuela, que recuerda así, con pinturas y poemas —Alondra de mi casa, ríete mucho. Es tu risa en los ojos la luz del mundo— a su poeta más inmortal, mientras le cambia la cara a San Isidro.
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